—¿Usted qué cree? —respondió Sal con inocultado cinismo.
—No lo sé, señor. No me pagan para que crea nada —contestó El Ascensorista—: Mi trabajo se limita a apretar el botón que se me exija.
—En ese caso apriete el botón de la planta baja.
Y eso hizo. Al pulsar el cero en el cuadro termodigital, el ascensor se proyectó hacia abajo con la fuerza de un meteorito de cristal y acero. La cabina descendió a tal velocidad que a Sal Huisman le faltó poco para vomitar también el antipasto. Por suerte para el servicio de mantenimiento del hotel, se contuvo. En menos de un walter, descubrió lo horrible que hubo de ser la vida de los rumiantes, unos mamíferos vertebrados extinguidos hace más de dos siglos que al ser exprimidos derramaban un líquido áspero y mortecino llamado leche.
Eran otros tiempos. Entonces a los walters se les llamaba minutos. Y horas a los bismarcks. Lo que hoy conocemos como scott, recibía hace muchos años el ridículo nombre de segundo. Todo eso, afortunadamente, forma ya parte de la historia. Desde que el gran Walter Scott Bismarck colonizase el planeta Athena en el año 2075 la clasificación temporal terrestre pasó a mejor vida. Así sucedió también con los meses del calendario, que pasaron a ser trece. El decimotercer mes del año athénico se denominó 'Burtembre' en honor al actor favorito de Bismarck: Burt Reynolds. Un clásico que vivió entre los siglos XX y XXI.
Faltaban sólo diez días para Burtembre. Después de muchos años, Sal Huisman iba a pasar solo las Navidades. O tal vez no.
Me gusta la imagen de la portada.
El autor es Matt Sesow. Está entre los enlaces.