Unos extraños individuos, sucios y melenudos, arrastraron entre risas a Sal por el suelo, lo hicieron atravesar con una patada la puerta azul.
Todos entraron y la puerta se cerró tras ellos.
Time: 20.31
Sal Huisman intentaba levantarse del frío suelo cuando una bota lo volvió a tirar y lo volvió boca arriba.
A través de los ojos de la cabeza de Goofy, Sal contempló una amplia estancia recubierta de tubos en las paredes, una olvidada sala gigante de calefacción.
Los hombres daban vueltas a su alrededor, le gruñían, le daban pequeñas patadas mientras mantenían sus cañones láser apuntados hacia su cabeza perruna que no le permitía ver nada bien. Intentó entonces arrancársela, pero esos movimientos bruscos no les sentaron nada bien a sus captores, que le golpearon con rudeza.
—¿Creéis que habrá entrado con el viejo? —dijo uno de ellos por detrás de Huisman.
—Los de la entrada dicen que sí —dijo otro.
—Pregúntale a Dolphin
—Sí, que alguien le llame.
—Llamad a Dolphin —dijeron varias voces.
He vueto a releer tus historias y sigues tan fiel a ti mismo, sigue asi..
Que el viaje esté siendo agradable, aquí esperamos
Ray Hodges, espero que todo vaya bien.